30.5.07

Sabado

Era un sábado de junio por la tarde, de esos en que el frío puede verse a pesar del sol.
Ella estaba sentada en la mesa de madera en un bar de la calle Corrientes. Ahí los mozos aun usan un moño pegado al cuello y los ceniceros de lata ostentan una añeja publicidad de Cinzano. Había elegido una mesa solitaria, y contra una ventana. Prendió un cigarrillo. Hacía pocos días que había reincidido en el vicio. Pidió un segundo cortado. Su mirada se perdía en los coches que pasaban. El cigarrillo se consumía sin haber sufrido pitadas. Una mano hizo llegar el pocillo hasta su mesa, justo al lado de su codo. "¿Azúcar o sacarina?", preguntó la voz que la hizo volver a la realidad bajo-cero. "Azúcar", pidió, sin pensar en lo que pedía. La cucharita giraba, y su mirada se perdía ahora en el remolino provocado en el líquido. Lo que la hizo volver esta vez fue una gota caliente voladora sobre su pulgar. Miró el cigarrillo que seguía consumiéndose, lo tomó entre sus dedos y lo acercó a sus labios suavemente, como si quisiera besarlo. De la misma forma acercó el pocillo hasta su boca. El calor del café le produjo un segundo de placer. Hacía varios días que sus momentos de placer duraban un segundo.
Dejó el pocillo. Dirigió su mirada nuevamente a la calle. Esta vez, sus ojos se fijaron en un hombre. Era solamente un hombre. Pero las manos...
Un par de lágrimas inundaron la cavidad de los parpados, y una de ellas acarició la mejilla izquierda. La dejó correr. Quería sentir el frescor de esa lágrima, la primera que había podido escapar de la prisión en muchos días.
Otro cigarrillo se consumía a la vez que el café tomaba la temperatura ambiente. Lo probó, pero ya no se podía tomar. No le importó. No quería tomarlo realmente. El pocillo, la cucharita, el sobre vacío de azúcar, sólo eran un juguete para sus dedos.
La tarde llegaba a su fin. Las luces empezaban a iluminar la avenida. "¿Algo más, señorita?", escuchó. Dibujó una leve sonrisa con su boca, giro suavemente la cabeza de derecha a izquierda mientras pronunciaba un "gracias" apenas perceptible. Miró el reloj. Calculó lo consumido más la propina y dejó un billete bajo el cenicero. Se acomodó los guantes, la bufanda, el gamulán. Tenía cita con una noche larga y fría.

21.5.07

Ronda en la Dorrego

La plaza Dorrego invita a los adeptos a noches de verano al aire tan "libre" como lo permite la ciudad, a sentarse en uno de sus muros, cerveza en mano, y a jugar a los filósofos. Los temas mas impensados pueden surgir hasta que el sol choca contra las pupilas con resaca, y muchas veces pueden ser la excusa para hacer nuevos amigos. Por ejemplo, se puede hablar sobre fonoaudiologia, la población infantil, y las técnicas empleadas para corregir la mala dicción provocada por los aparatos dentales. Entre ellas, el famoso verso "erre con erre, guitarra. Erre con erre, barril..."
Y al hablar de eso, se puede acercar una persona, diríamos un borracho solitario, y aducir que uno lo nombró. Podemos mirarlo con incredulidad, intentar ignorarlo, pero sin temerle. Es un simple compañero del alcohol. Y el puede insistir en que se lo llamó, intentar convencernos que en la Plaza Dorrego se pronuncio su nombre. Puede sacar una tarjeta casi profesional, impresa, y con eso puede hacernos ver que tenía razón. Su nombre se dijo, y no sin dificultad. La tarjeta puede asegurar que él es " Erre. Pintor de alturas", y puede hacernos reír, y podemos invitarlo a compartir el muro de los filósofos ocasionales. Erre puede contarnos de por qué está en esa plaza, sin mas compañía que la petaca de Criadores. Y así podemos saber que en un bar de la zona trabaja una Señorita (aunque podemos sospechar que Señora), de quien la petaca estaría celosa. Y que ella termina sus funciones a alguna hora de la madrugada, y que, como cada noche, intentará que ella lo acompañe. Nos puede decir que no pretende que el destino sea su colchón en el altillo con silletas, tarros de pintura y brochas gordas. Puede jurarnos que el sería feliz si ella le permitiera solamente caminar 5 cuadras a su lado (Pero no se lo permitirá). Y nosotros podemos creerle, ahora que Erre se despide al ver caer la cortina del bar de la esquina

2.5.07

Feliz Otoño

21 de Marzo, 2007


Aunque dicen que la fecha real es el 20 de marzo (esas cosas de los exácticos...), hoy empieza el otoño, hoy es el dia que los del sur podriamos envidiar a los del norte en primavera.
Hoy es cuando las noches empiezan a eclipsar a los dias. Y a partir de ahora, tenemos que pensar si la campera del año pasado nos abrigará lo suficiente.
Nuestro cuerpo empezará a pedir mas calorias. Y la felicidad de algun posible kilo perdido hasta hoy se empañará por los chocolates que tendremos ganas de comer, aunque las tripas griten de placer.
La fiaca de cambiar pijama por ropa, frazada por aire.
Y otra vez a contar los dias para las Fiestas (para el que quiera festejarlas), para calcular los fines de semana largos que nos acorten el año.
Y los labios cuarteados por el frio. Y a desear tener terminales sensoriales en las puntas de los guantes, para no perder las monedas. Y cuidar de no perder el paraguas, el gorro que yo no uso, o la bufanda en algun colectivo.
Y etcétera